Publicado: 17 de Enero de 2020
1) El sarro se acumula en superficies rugosas y entre los dientes y con el tiempo, provocará la aparición de mal olor o halitosis y la gingivitiso inflamación de las encías. Estas se engrosan, enrojecen y pueden llegar a retraerse llegando, en los estados más avanzados, a la pérdida de piezas dentales al verse debilitada la unión entre la encía y el hueso.
2) Si el sarro no se elimina, formará placa, con una película de fosfato de calcio y carbonato, que puede llegar a mineralizarse y convertirse en cálculo.
3) Además de enfermedades en las encías, halitosis, progresión hacia enfermedad periodontal y pérdida de piezas dentales en los últimos estadios, la acumulación de sarro y formación de placa entrañan otros riesgos para la salud de nuestro perro.
4) El sarro finalmente afecta a los tejidos circundantes. Este acúmulo de bacterias representa una auténtica “bomba” que puede llegar al torrente sanguíneo y producir graves enfermedades, como endocarditis bacteriana, llegando incluso a la insuficiencia cardíaca. Asimismo, las toxinas y bacterias que alcancen órganos vitales como el riñón o el hígado pueden llegar a afectarlos gravemente, con lo que corre riesgo la vida del animal.